El MetroBurro is on the way..

En este momento en que el universo laboral complotea en mi contra y me impide trabajar una caída en los sistemas de red, mejor escribiré un rato, antes de caer en las garras del juego de solitario (el de windows, no el otro coño!). Entre que el programa de bancos no jala y que los animales de la hipotecaria sólo se dedican a aventarse la pelota y no me atienden, haré algo de más utilidad.

El domingo pasado, fui partícipe de las hordas de chilangos que 'estrenaron' el metrobús, la nueva obra de lópez. En efecto, lópez entregó una vez más una cosa con todos los alambres de fuera,. y entre polvo y varillas, el domingo en la noche abordamos el susodicho camión. Armados con la pequeña Xóchitl (un perro cruza entre Chihuahua y Fox Terrier), caminamos hacia la estación Teatro Insurgentes, y caminamos rampa arriba hacia el andén. Ahí, junto con otros curiosos y uno que otro trabajador, esperamos el arribo del metrobus.

Tras unos minutos, arribó el vehículo, el cual llevaba una luz de sirena en la parte superior. Su color blanco con naranja y su nombre: metrobus... todo muy interesante. Las puertas se abren.... y entramos a empujones con otros 100 nacos, que empujaban para entrar y salir. Nos acomodamos lo más cercano posible a la puerta, no fuera que los señores usuarios nos apachurrasen.


Ya dentro, el autobús inició su marcha rumbo al norte... y es cuando empezaron los pequeños detalles. El piso del transporte ya lucía sucio y con algo de basura, probablemente por la cantidad de pelados que habían subido ese día. Y el olor... ese olor a sudor-tortilla-agrio-naco mojado en juegos de agua de la feria de chapultepec lo llenaba todo... aún con el aire interno (que al parecer sólo mandaba el aroma a otras zonas donde no llegaba a penetrar), las ventanas abiertas no ayudaban a disipar la peste. Not my fault! Yo sí que me bañé!

Xóchitl sólo temblaba y temblaba....

Finalmente, nos apeamos en la estación de Félix Cuevas. Como el resto de las estaciones del sur, sin señales, indicaciones o nada. Tras sortear el vado que existe entre el camión y el andén, de más de 30 cm, cambiamos de andén y regresamos al Teatro Insugentes, entre empleados de liverpool y paseantes que se dirigían quién sabe a dónde. Este camión iba más vacío, como se puede ver. Finalmente volvimos a brincar el mar de varillas y trabajadores que a toda marcha trabajan para-dejar-mejor-parado a su patronzete lópez, y nos internamos en las calles de la Colonia San José Insurgentes. Xóchitl volvió a recobrar la alegría y vivacidad acostumbradas.

Conclusión? En teoría es un buen y muy necesario sistema de transporte, pero carajo! las cosas se inauguran ter-mi-na-das!!